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martes, 27 de noviembre de 2007

www. sintreguanirespiro.com

En casi tres meses que llevamos de curso, me siento como si me hubieran secuestrado y apenas quedara ya rastro de mi vida anterior. Es tal la dedicación a mi trabajo y al curso, que os puedo asegurar que no me quedan horas para hacer aquello que siempre me ha gustado: leer. Desde que empecé el curso de transporte no he hecho otra cosa que leer convenios de transporte internacional y os puedo asegurar que de apasionante tiene bien poco.

Otra faceta que también se ha visto resentida es mi pequeña y limitada vida social. No es que me prodigue yo mucho en reuniones y encuentros con mis congéneres pero es que ahora parezco andar entre dos mundos y no estar en ninguno a la vez. Ya no queda tiempo para encontrarme con otras madres que llevan a sus hijos al cole, ya no puedo realizar esa visita entre semana a mis padres y llevar a las niñas a la huerta, que es donde realmente son felices. Todo esto ha quedado como suspendido en un paréntesis, relegado a un segundo plano, y es que entre semana no tengo tiempo casi ni de respirar. Especialmente en esta época (final de trimestre) en que coincide mi faena de preparar y corregir exámenes para mis alumnos y estudiar para afrontar los míos. Si a esto le añadimos un buen resfriado (de esos que parece que te arde el pecho), tenemos el cóctel perfecto para andar bajos de fuerza y ánimo. La semana anterior y posterior al puente se me preparan ajetreadas: exámenes a diario y sesiones de evaluaciones extenuantes. Con este panorama no es de extrañar que hace unos días me sorprendiera pensando lo mucho que deseo que llegue Navidad, y no precisamente porque me invada un espíritu navideño, sino porque sé que durante unos días podré desconectar este tiovivo que me está empezando a marear y apearme de él para encontrar de nuevo el norte.

Seguiré visitando este espacio y el de mis vecinos, aunque por lo que leo y dejo de leer (en la ausencia de comentarios), intuyo que todos andamos hasta las cejas de trabajo.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Yo para ser feliz quiero un camión

Al hilo del curso de transporte y para que paséis un buen fin de semana,aquí os dejo un viejo tema musical y unos camiones que harían, sin duda, las delicias de "Loquillo" cuando cantaba aquello de "yo para ser feliz quiero un camión". Que no os engañe la vista. Elegid el que os guste más y me lo contáis en los comentarios.




martes, 13 de noviembre de 2007

Momentos para pensar

Parece que por fin ha llegado la calma. Presentados ya los trabajos y hechos los deberes de clase, parece que esta semana queda algún momento para respirar y pensar tranquilamente. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que no haya faena que hacer, pero ya sólo se trata de la habitual y por tanto, la que te permite, controlar más la situación y tomarte un respiro. Aprovecho pues para contaros otras cosas que no sean puramente de trabajo.

Hace tan sólo una semana descubrí un nuevo programa en televisión (imagino que debía tratarse de la2) en el que se habla de libros, lectura y también escritura (hay un concurso de micro-relatos- máx. 100 palabras). El día que lo descubrí, entrevistaban a Carlos Ruiz Zafón y leían fragmentos de La sombra del viento. Aparentemente, le han ofrecido en varias ocasiones que ceda los derechos para que pueda ser filmada la versión cinematográfica de la novela, a lo cual él se ha negado rotundamente. A alguien podrá parecerle una estupidez pero la verdad es que ¿para qué va a querer ese señor vender los derechos si esta novela parece destinada a convertirse en un clásico moderno de la literatura española? Y además, vistas las últimas adaptaciones de novelas que se están haciendo para el cine, ¿quién va a arriesgarse a que la película defraude (que es lo más probable que pase cuando se trata de un argumento que funciona bien en su formato original de libro)? No hay más que pensar en la cantidad de películas que no han llegado a tener ni por asomo el éxito que han tenido en papel.

Curiosamente, y a pesar de no considerar la posibilidad de ser pasada al cine, Ruiz Zafón afirma poner música a sus novelas y compone melodías inspiradas en fragmentos de la novela (¿no es eso lo que hacen los músicos encargados de las bandas sonoras de las películas?). Ese domingo (que es cuando hacen el programa en cuestión) nos deleitó con una de esas melodías y me resultó, además de sorprendente, delicioso.

Escuchar el sonido limpio del piano y ese fluir tan suave de los dedos por encima del teclado es relajante. Yo que me quedé en puertas de cuarto de piano y quinto de solfeo por un exceso de trabajo en mis años de adolescencia (en el instituto nos iban exigiendo más y ya no quedaba tiempo para practicar), me muero por unos acordes bien dados al piano y me derrito ante el baile de unas manos diestras sobre las nacaradas teclas de un viejo piano. Desgraciadamente el mío (un antiguo piano de caoba y nogal que mis abuelos me regalaron) está tapado desde hace ya muchos años. Ahora sólo las manos de mis hijas se pasean por sus teclas para arrancarle sonidos desafinados. Las mías, sin embargo, sólo pasan por encima de él para sacarle el polvo. ¡Qué se le va a hacer!

viernes, 9 de noviembre de 2007

Verde oliva, verde esperanza

Sólo cuando el ritmo vertiginoso de la semana parece estar en desaceleración y el aparente largo fin de semana promete descanso físico y oxigenación mental, me sumerjo en esta, mi particular pecera, en busca de tranquilidad. Es un placer para mi poder escribir libremente de aquello que me gusta y me he está pasando aunque paradójicamente, cuantas más cosas hago (y todas ellas me gustan) y me gustaría contaros, menos tiempo tengo para ello.

Al principio pensé que eso de no tener tiempo para nada más que no sea trabajo o estudios sería temporal pero casi después de ver lo mucho que nos exigen en el ciclo, más lo que me he propuesto hacer como profesora este año, me está dejando sin apenas tiempo para mi ni los míos. Para más delito esta semana he puesto en funcionamiento el blog del ciclo (pero es que no puedo parar, ya me lo dicen los compañeros). Después de crear el marco de trabajo espero hacerles unos cuantos tutoriales para que se animen ellos a gestionarlo y descargarme yo de esa faena. De momento les ha gustado y algunos ya están impacientes por colgar cosas.

Pasada esta semana, espero tener un poco de tranquilidad y tiempo para estar con mis hijas. Menos mal que tengo a mi suegra que se encarga de ellas y no duda en ofrecerse los fines de semana si yo necesito preparar exámenes o hacer trabajos.

Para acabar de completar el tema, puede que mañana vayamos a coger olivas a Almatret, el pueblo de mi madre, donde mis padres tienen un terreno plantado de oliveras y almendros (los dos únicos cultivos posibles en una zona de secano como esa). Desde que a mi padre le operaran de varias hernias fruto de sus brutales esfuerzos hace ahora casi cuatro años, ayudamos a mis padres en esa labor de “olivareros”. Aunque el trabajo pueda parecer duro, es muy agradable pasar el día “peinando” las ramas de los olivos para dejar caen sus frutos en una borraza. Este año, además, podré tomármelo como una terapia de esas que ahora están de moda para quitarte el estrés: turismo rural me parece que le llaman.

¡que paséis un buen fin de semana!