De nuevo me encuentro sumergida en época de exámenes. Ayer viernes tuve un día movidito con dos exámenes por la mañana y por la tarde empecé un curso en el instituto sobre moodle. Lo descubrí justo a tiempo cuando ya casi cerraban listas para matricularse de pura casualidad hablando de los usos pedagógicos de los blogs. Aparentemente esto del ciberespacio avanza tanto que los blogs ya se han quedado, si no pasados de moda, sí muy limitados comparados con las posibilidades que te ofrece el moodle. Fueron tres horas de cursillo (de 5 a 8 de la tarde) que resultaron algo caóticas para la gran mayoría de los asistentes ya que empezaron por el tema de los blogs y la mayoría de ellos no sabía cómo empezar uno. Afortunadamente esa sesión no guardaba ningún secreto para mí que además tuve que ir ayudando a aquellos que se sentaban a mi lado. Esta bien eso de que de momento vaya un poco sobrada porque sólo me faltaría estos días embarcarme con algo nuevo. Bueno, pues los moodles, por lo que he podido saber son una herramienta más potentes para ofrecer sobre todo cursos a distancia o semipresenciales. Sin embargo, como decía la profesora, una señora con la que no sólo comparto el nombre, sino también la especialidad de inglés, a diferencia de los blogs, que son muy intuitivos y puedes ir aprendiendo de forma autodidacta, para trabajar con moodle es necesario haber hecho previamente algún cursillo. Veremos el provecho que sacamos de todo esto y así como vaya aprendiendo os iré informando.
Esta mañana y tarde de sábado estoy estudiando para los exámenes de la semana que viene: cuatro duros exámenes en los que vamos a poner a prueba nuestra capacidad contable ya que sin duda este trimestre se han puesto todos de acuerdo para trabajar con números. Umbral de rentabilidad, margen de ventas, existencias iniciales y existencias finales, además del temido IVA que nos toca pagar a todo consumidor y que nosotros debemos tratar de manera especial como futuros empresarios o gestores que nos están preparando, son palabras que nos acompañan pero sobre todo son números que hay que manejar con soltura a la hora de resolver problemas. Así que aquí me tenéis, haciendo un descanso de tanto número y dejando rienda suelta a las palabras que aunque sean escritas, alivian el ánimo y la tensión del momento.
Por cierto, no sé si será la silla en la que estudio que es incómoda o será la tensión que acumulo estos días de exámenes pero estoy empezando a notar un ron-ron en la espalda. Espero no romperme en plena faena de examen, como la última vez.
Mientras continúa instalándose la primavera en la huerta fragatina (ahora lucen esplendorosos los perales con su delicada flor blanca) somos muchos los que nos preparamos para celebrar “la mona”. No vayáis a pensar los que oís esta expresión por primera vez que eso tenga que ver con beber alcohol. Se trata de una fiesta que se celebra el domingo de Pascua (en Cataluña la celebran el lunes) en la que se va al campo para comer “la mona” con los amigos. La mona es el pastel adornado con una figura de chocolate que todo padrino regala a su ahijado/a el día de Pascua.
