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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Carta al Departament d´Ensenyament de la Generalitat de Catalunya.

Estimado Departament d´Ensenyament:

Ya disculpará que esta carta no esté escrita en catalán pero atendiendo a su falta de consideración hacia una de sus trabajadoras, comprenderá que no me tome la molestia de andar buscando ni comprobando la ortografía de palabras en un diccionario sólo para satisfacer su ego nacionalista.

Aunque el tono de esta misiva pueda parecer hostil, lo cierto es que está pensada como carta de agradecimiento. Cómo si no agradecer el que hoy en día tengamos trabajo aquellos que por muchos años que llevemos al servicio del Departament, al fin y al cabo no hemos luchado suficientemente por una plaza fija de funcionario.

Le agradezco que durante los seis de los casi diez años que llevo al servicio del Departament, haya podido conocer pueblos y lugares que jamás hubiera conocido si no hubiera sido destinada y obligada a ir. Asimismo le agradezco que durante los cuatro últimos cursos, y como resultado de esos primeros sacrificios, haya podido estar cerca de casa aunque lo haya tenido que hacer trabajando con jornadas reducidas y “mega-ultra” reducidas (ya disculpará usted la jerga pero es lo que tiene andar entre chavales todo el día). No crea, un tercio de jornada, que es lo que el Departament puso de moda el año pasado con la crisis ya instalada en todo el país, además de resultar un pasatiempo bien remunerado, ha sido para muchos de nosotros la única opción de trabajo posible.

El sueño de conseguir con esfuerzo y sacrificio un número bajo como interino se ha convertido en nuestra gran pesadilla. En la historia de las adjudicaciones de plazas vacantes, nunca un número tan bajo había perjudicado tanto a este colectivo. Quiero pensar que a modo de celebración por mi décimo aniversario en esta empresa, el Departament ha tenido la consideración de premiarme con una plaza lejana que me obligará a conducir dos horas al día poniendo en peligro mi vida y mi salud (quiera que mi espalda y mi ciática aguanten semejante trajín) y devolverme así a los orígenes. Lo que no sabe usted es que, a estas alturas, los interinos veteranos estamos demasiado “quemados” y que los orígenes, aunque nos recuerden a un tiempo pasado, no son por ello en absoluto deseados. Eso sí, agradecerle que gracias al trabajo que nos dan tengamos un futuro lleno de incertidumbre (me pregunto cuál será mi próximo destino este curso cuando acabe mi sustitución en Artesa de Segre: ¿será mejor?, ¿será peor? ¿Ah?), lleno de inquietud (¿conseguiré adaptarme a tantos compañeros y alumnos nuevos?), en definitiva lleno de emociones.

Atentamente,

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