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miércoles, 25 de abril de 2007

A vueltas con mi espalda

Últimamente ando mal con esta espalda mía que parece tener reunidas todas las dolencias que una columna vertebral pueda tener. Así que, después de un mes de haberle consultado a mi médico de cabecera y entregar el consiguiente volante para ser tratada por la fisioterapeuta, me han llamado para valorar las sesiones que necesito para paliar (porque para sanar , ni yendo a Lourdes) los dolores que parecen haberse cebado en mi cuerpo. Pareció reconocerme del anterior tratamiento de hace ahora exactamente dos años y repasando el historial pensó que estaba allí por lo mismo (hernia discal lumbar). Pues no. Mi trabajo, insistencia y mi dinero me costó (tuve que pagarme una visita privada al que se suponía debía operarme la hernia) que me diagnosticaran, después de un año entero en manos de médicos, otra irregularidad (escoliosis) en mi castigada espalda. El diagnóstico, sin embargo, no sirvió de mucho puesto que no existe remedio alguno para enderezar lo que lleva ya tantos años torcido. Quizás por eso y porque dijo que la escoliosis, sin ser grave, era evidente (¡pues para ser evidente bastante tiempo tardaron en verla!) no se molestó siquiera en hacerme un informe que yo pudiera entregar a mi médico de cabecera para que constara en mi historial médico.

Cuando acudí a éste hace un mes no dudó en enviarme a la fisioterapeuta confiando más en mi palabra que en una minuciosa exploración. Claro que entonces la contractura muscular era evidente al tacto, algo que ha mejorado con la que ha sido mi droga y salvación durante tantos años (diclofenaco y myolastan). La fisio protestó ante tal carencia de información. Tuve que explicarle, de viva voz, lo que recordaba de la explicación que el traumatólogo me había dado, diciéndole que la escoliosis era muy evidente pero aportando obviamente una dosis de humor diciendo que eso eran palabras textuales ya que yo nunca me la había visto. Me dio la sensación de que sólo los informes debidamente firmados por un especialista contienen información fidedigna y que el paciente que intente explicar lo que tiene usando palabras “técnicas” es tomado como un “listillo” que está exagerando o incluso inventando su dolencia.

Resumiendo, después de su exploración, dio por buenas mis palabras y estoy citada para diez sesiones de fisioterapia en las que, además de calor y masajes, me enseñarán unos ejercicios para trabajar mis atrofiados músculos.

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