dddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddddd

viernes, 16 de septiembre de 2011

Tiempo para nuevas ilusiones.

Desde la distancia y en plena soledad retomo el hábito de escribir en este espacio que se gestó en una época en que las circunstancias de mi vida, sin ser muy diferentes en cuanto a lo laboral, se me antojan difíciles de pasar en el plano personal. Quien quiera que esté leyendo esto quizás pueda pensar que me haya separado, cosa nada extraña en estos tiempos que corren, y acertará porque si estar separado es no convivir con tu marido y ver a tus hijos los fines de semana, sin duda lo mio es una separación, forzosa, pero separación al fin y al cabo.

Aprobar oposiciones es lo que tiene. No todo van a ser cosas buenas. En estos tiempos de paro en que muchos darían lo que fuera por tener un trabajo, el ganar un puesto de funcionario es todo un regalo. No me quejo... Intento ver el lado positivo de toda esta situación. Estar sola me va a devolver el ya olvidado placer de escribir y probablemente el de leer también. Y es que después de unos años de intensa dedicación a estudiar (el ciclo de transporte del que ya hablara en su momento en este espacio) y de preparar oposiciones después de la relativa decepción de no encontrar trabajo en el terreno de la logística, todo ello acompañado de la tarea diaria del trabajo y de hacer de madre a mis dos hijas, una no se acostumbra a llegar a casa y no tener mucho más que hacer que preparar la cena para uno y no tener más barullo que el que pueda salir de un aparato de radio o televisión.

El tiempo en estas circunstancias adquiere una medida diferente: ya no hay que andar mirando a cada instante el reloj y salir pitando con el coche para llevar o recoger a las niñas de las actividades extraescolares, ni tampoco preparar la cena para cuatro a la vez que se cocina la comida del día siguiente. Ese tiempo lo he ganado a costa de no tener a nadie a mi cargo. Y ese es el tiempo que ahora debo administrar y gestionar de manera que pueda resultar lo más provechoso posible.

Recuperar aquellas pequeñas cosas que me hacen sentir bien sin duda será el mejor pasatiempo y el mejor bálsamo para sobrellevar esta nueva situación. Leer y escribir ya están en la lista. Con el tiempo espero añadir estudiar Francés puesto que, aunque no pueda asistir a las clases de la Escuela Oficial de Idiomas, tengo la intención de seguir aprendiendo y presentarme al exámen a final de curso y por supuesto pasear y descubrir Cambrils en invierno.

Una de las ilusiones de este año será comprar una bicicleta y poder recorrer los más de 15 kms de carril bici habilitados a lo largo de la costa así como los que recorren toda la urbanización en la que ahora vivo: Vilafortuny.

Igual con el tiempo van surgiendo nuevas ideas... Se admiten sugerencias en el apartado de comentarios.


lunes, 14 de marzo de 2011

Tiempo de despedidas

Hoy ha sido un día lluvioso; el día en que dejo el pueblo que me ha acogido durante los últimos seis meses como profesora de inglés ha resultado algo triste. No me gustan las despedidas; no sé muy bien que decir a quienes han sido mis compañeros durante este tiempo ni a los alumnos, a quienes acabamos cogiendo cariño a pesar de las “perrerías” que en ocasiones nos hacen. No me gusta lo melodramático así que intento distanciarme un poco y ocultarme tras un velo casi siempre tejido con un fino hilo de humor. En los momentos de despedida es realmente cuando uno sabe a quienes hemos dejado huella.

Hay otros, sin embargo, que no se arriman a ti ni tan siquiera para desearte que tengas suerte en tu próxima adjudicación. Será que se sienten culpables por no haber podido (o querido) arreglar un horario a quien, a pesar de venir de tan lejos, no hubiera reparado un segundo en continuar allí. Realmente ha sido decepcionante saber que no se ha sabido tratar bien a quien bien hace su trabajo. Al final, da lo mismo si te integras o no en el instituto; si puede haber o no una continuidad y estabilidad en el curso de tus alumnos. Esta es la filosofía imperante en esta sociedad individualista del “viva yo y los demás que se fastidien”. A mi edad debería saberlo de sobras pero sigo sorprendiéndome a diario con estas actitudes que están arraigadas hasta en las personas que por el mero hecho de ser “enseñantes” deberían no actuar de esa manera.

Hay lugares a los que llegas y ya sabes cómo te va a ir el percal. Hay otros, sin embargo, que parecen una cosa y luego resultan otra muy distinta. Yo ya sabía cómo moverme por los primeros. Ahora deberé aprender a moverme por estos últimos. La pena de aprender a andar por estos terrenos de engañosas arenas movedizas es que deberé dejar mi ingenua creencia en lo moralmente correcto y creer que las relaciones humanas se sustentan tan sólo en una mera conveniencia. ¡Que pena que todo tenga que ser así! Será por eso que hoy amaneció triste y llovió tímidamente.