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lunes, 14 de mayo de 2007

Con la salud de los ciudadanos no se juega.


Hace ya más de un mes que en Fraga el agua corriente dejó de ser bebible. Primero yo lo achaqué al reventón que se produjo nada mas acabar de asfaltar un tramo de carretera adyacente al recién inaugurado puente (si habéis leído los anteriores post os daréis cuenta, por la cantidad de inauguraciones, de que ciertamente estamos en campaña electoral) que provocó que el agua saliera turbia y con olor a barro durante unos días. El problema es que iban pasando los días y el agua seguía brotando con un olor y sabor muy desagradable que nos llevó a los de casa a cuestionarnos si realmente ese agua era potable. Lo sorprendente del caso es que yo no oía quejarse a nadie sobre este tema. Mi suegra, que vive en el piso se abajo, no parecía notar nada extraño en la calidad del agua y seguían bebiendo como si tal cosa. Yo, ante lo que parecía un virus gastrointestinal, decidí no dar ese agua a mis hijas y obviamente tampoco la bebimos nosotros ya que tal vez parecía estar abrevando en un charco. Por primera vez en mi vida me encontraba comprando agua embotellada y acarreando un peso que yo siempre he considerado innecesario.

De que el agua seguía teniendo ese olor a charco fangoso lo sabíamos porque al ducharnos, el vapor que emanaba el agua caliente te hacía sentir como aquellos elefantes de la selva africana que se revuelcan en el lodo para protegerse de las picaduras de los insectos y de los efectos del sol.

Hace tan sólo unos días, curiosamente unos pocos antes del pistoletazo oficial de la campaña electoral pero muchos después de que el agua corriera por nuestras tuberías, el partido político en la oposición en el ayuntamiento de esta ciudad hace saltar la alarma y asegura poseer unos análisis que demuestran que el agua en Fraga no es potable (aunque dichos análisis nunca se han hecho públicos). Obviamente, acto seguido salta el partido gobernante a defenderse de tales injurias y asegura que el agua siempre ha sido potable.

Ante tamaño desconcierto, la población no para de apoyar y defender a unos u otros según su tendencia política que en esta ciudad pequeña es como decir que defiende al que le cae mejor como persona. Yo, que tanto critico a unos como otros porque los dos me caen mal, sólo sé que, casualmente desde que se levantó esta polémica, el agua de Fraga ha dejado de tener ese olor desagradable. En cuanto a sabor no puedo juzgar porque todavía estoy gastando los últimos litros de agua embotellada que quedaban pero casi puedo asegurar que el agua de Fraga vuelve a ser “potable”.


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